LA FUNDACIÓN

HOLA JUANMA!

Hola Juanma,

Hace ya más de un año que no nos vemos. El día a día ha seguido su curso normal después de un tiempo, en el que no sabía muy bien ni donde estaba e intento que el hueco que has dejado dentro de mí no me arrastre a la tristeza y la soledad. Sé que lo único que deseas es vernos a todos disfrutando de las cosas que nos rodean, pero a veces es duro, muy duro.

Tengo multitud de recuerdos con los que se me llenan los ojos de lágrimas y que provocan un nudo en mi garganta, porque todavía me cuesta aceptar que ya no estás. De entre ellos, hay muchos buenos y algunos malos, tú lo sabes mejor que nadie. Lo cierto es que, tanto con las situaciones positivas como con las negativas, crecimos como personas y como hermanos, ya que nos mantuvimos juntos, apoyándonos lo mejor que sabíamos (y funcionó, ¿no crees?).

Sobre todo te recuerdo a ti, a la gran persona que has llegado a ser. Con esta frase no quiero quitarte tus defectos. Ya sabes, no me olvido de tu cabezonería y terquedad en ciertas ocasiones, pero, por sorprendente que parezca, eres la persona más paciente y comprensiva en los momentos de crisis que he conocido. Ciertamente, se te puede calificar como un hombre difícil, lo hemos hablado muchas veces, aunque con un corazón grande, generoso y tremendamente sensibilizado.

En escasas ocasiones te he oído criticar a alguien, ni hacer comentarios ofensivos. Es algo que me sorprende de ti. Siempre buscando lo positivo de cada uno, cuando posiblemente los demás no hacían lo mismo contigo. Dispuesto a ayudar al que lo necesitara, sin un gramo de egoísmo en tu interior. Dejando traslucir tu Fe. Todos lo que te han conocido saben de lo que estoy hablando.

Además, tu creatividad. Toda tu vida has estado ideando cosas que después trasladabas a la realidad. De niño eras un pequeño diablillo, haciendo trastadas, según la opinión de mamá y papá. Vaya broncas, ¿recuerdas? A medida que fuimos creciendo, buscaste otras formas algo más apropiadas. Y una de ellas fue el dibujo. Al principio no lo hacías demasiado bien, pero en algún momento, en tu adolescencia, decidiste que debías dibujar mejor. Y te pusiste manos a la obra. Dibujabas a todas horas y además leías y leías todo lo que pasaba por tus manos.

Fruto de ese empeño es este cómic. Me alegro tanto y trato de imaginarme como te sientes. Sé que lo creaste porque disfrutabas con ello, sin ninguna intención clara de publicarlo. Pero cuando te marchaste se empezó a hablar de terminar de darle color, siguiendo las indicaciones que dejaste escritas. Yo lo hubiera guardado para mí sola, como un tesoro de incalculable valor, para abrazarme a él y sentirte más cerca. Una actitud egoísta, lo sé, aunque me resulta imposible evitarla. El caso es que el tío Rodolfo, el tío Rafa y mamá se pusieron a trabajar y con el esfuerzo de todos parece que verá la luz. Y realmente, me alegro por ti.

¿Y cómo hermano? Bueno, nunca has dejado de aprovechar tus privilegios de hermano pequeño y has sacado de mí "casi" todo lo que has querido. Y lo echo de menos. Siempre nos ha bastado una mirada para conocer el pensamiento del otro. Y lo echo de menos ... Tus palabras de apoyo y las de represalia; tu risa, tu inmensa risa; tu mirada positiva; tus ganas de ser feliz; tus enfados; tu genio; tu decisión. TÚ.

Eres la única persona a la que he querido sin condiciones ni exigencias y por la que me he sentido querida de la misma manera. Y ésta debe ser la razón por la que cuando pienso en mi vida, siempre estás tú. En los momentos importantes, estás tú. En los momentos cotidianos, estás tú. Y en los momentos que han de venir, estás tú.

Supongo que habrá gente que no se haya parado a mirar dentro de tí hasta que te has marchado. O que solo ha tenido la oportunidad de conocer una parte de tu mundo. Lo cierto es que cuando uno muere no se convierte en un ser más maravilloso que el día anterior, sigue siendo el mismo, con sus cosas buenas y malas. Y lo verdaderamente maravilloso es poder querer a las personas como son, antes y después de morir.